martes, mayo 28

No desperdicio ni mi tiempo, ni mis letras


Mayo terminando y las lluvias han comenzado a aminorar el intenso calor que se ha dejado sentir por mi tierra natal. Poco a poco y cada día que transcurre nos vamos acercando a otro fin de ciclo más, de esos de los que estamos llenos pero que como humanidad solemos ignorar.

En poco más de un mes llegaremos a la fecha límite para que el segundo volumen de Ácronos reciba todos los relatos que tienen deseos de formar historia.
Mientras eso ocurre la segunda edición ya se encuentra al alcance de todos los que se apresuren a adquirirla desde Tyrannosaurus Books, la editorial allá en España y desde Cyberdark con envíos a todo el mundo.

Por mi parte el tiempo pareciera que se convierte en un enemigo titánico que jamás podré vencer.
Me faltan minutos -y horas- para alcanzar a realizar todo lo que quisiera plasmar en letras, haciendo que mis terrenos como escritor de ficción estén pasando por la peor de las sequías.
La dinámica de entregar una revista mensual a tiempo y sin falta, cada día primero del mes, durante casi 28 números, no es en absoluto nada sencillo y si bastante agotador.
La satisfacción de los contactos alcanzados y desde luego a quienes veo trabajar con ímpetu y esfuerzo en las diferentes partes del globo valen el desgaste, a pesar de también percibir a unos cuantos que se sienten Emperadores (y se comportan como dictadores del siglo XIX) tan solo por administrar comunidades virtuales y algunos otros que se autonombran representantes de algún país y presumen de unidad latinoamericana como si fuesen parte de alguna especie de institución, siendo apenas un par de individuos que desconocen la magnitud de la escena retrofuturista mundial o quienes son un grupo de amigos que poseen un hobbie en común y se venden como si ellos fuesen todo el movimiento que vale la pena en un territorio.

Más allá de la insana costumbre que tenemos algunos escritores de ser carroñeros con nosotros mismos, no pienso desperdiciar ni mi tiempo ni mis letras en ellos.

Sé a la perfección que el tiempo, mi enemigo, a la larga terminará siendo mi aliado justo junto a la verdad.
Porque lo que sembramos cosechamos y nada bueno surge de aquello que se mantiene en las sombras y se disfraza de buena intención.
Porque es tan simple, como tener a la verdad como principio.





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