«-La visión de argos no es algo que alguien pueda resistir, ni siquiera los más desquiciados hijos del dios de niza. Pan y su corte huyen de tales imágenes. ¿Que te hace a ti, hijo de mujer, pensar siquiera en alcanzarla?-
-Dionisios con las ménadas, Pan y sus faunos, ninfas, hamadríades y alseídes e incluso los pseudorfeos líricos son receptores de alguno de los ojos del centinela eterno, pero al estar fuera de su control y ser como las copas que llenan sus festines extiásicos, dependientes de la energía de la emoción ven sin observar, admiran sin comprender. Sienten a oscuras. Yo cuento con la venia del arquero de Hiperbórea-.
-¿Afirmas acaso ser un protegido de Apolo?-
-No. Afirmo ser su heredero-
-¿Eres entonces eres el hijo de un dios? ¿Un inmortal?-
-Lo soy.-
-Veremos entonces hasta donde eres capaz de resitir, hijo del sol.-»
*Perlas pequeñas*
Curioso y acabo de leer el capítulo VII. No sólo ellos serán manifestaciones de la visión de argos. Muchos se quedan sólo con la sombra de lo que ven, sin querer ir más allá (pues ¿qué es una sombra sin la luz?).
ResponderEliminarEd.