lunes, octubre 14

De un cuento, a un mundo lleno de historias




Hace tres años y medio comencé con la idea de escribir un relato de fantasía heroica inspirado en la cultura maya. Debido a que mi idea original era algo que no sería mayor a las ocho mil palabras, únicamente tomé pequeñas notas. Sin embargo, conforme fui escribiendo la historia me fue pidiendo más y más, por lo que decidí detenerme y comenzar un proceso de "Creación de Mundos

Después de un año y medio de investigación, desarrollo, notas y la creación de ciudades, sociedades, razas, religiones y hasta la creación de un mapa, logré tener las generalidades de mi mundo al que bauticé como "Las Tierras Salvajes".


Tras ello y debido al debate en algunos foros españoles respecto del subgénero llamado Sword & Soul, tuve un acercamiento con dos escritores, Guillermo Moreno de Venezuela y J.R del Río de la Argentina. Entre los tres iniciamos un proyecto en conjunto tomando en cuenta las Tierras Salvajes como base. 

El resultado hasta el momento nos tiene con un subgénero que hemos bautizado como Macuahuitl y Nahuatl (o bien M&N), la revista Quinta Raza, en donde participaron otros ocho autores, además de los ya mencionados; algunos artículos respecto del subgénero, un par de cuentos en la fila de editoriales (uno de J.R Del Río, otro mío), dos novelas que pueden ser leídas de manera independiente, escritas a seis manos (una en espera de los tiempos con un sello editorial español, la otra en manos de los lectores beta).


 

Pero no termina ahí. 
Ya comenzamos los preparativos para escribir una tercer novela, además de que se lleva desarrollada una gran parte de la adaptación de las Tierras Salvajes a juego de rol, gracias a la ayuda y apoyo de The Death Die Club.


Así que recuerda que cuando se escribe y se construye, puede que no se vean tus esfuerzos, pero cuando te mantienes firme, constante y con objetivos claros, al final los resultados adecuados se darán.

Así lo que empezó como un cuento, se ha transformado en un mundo lleno de historias, que me encantaría que las siguientes generaciones conocieran. 

El destino teje sus redes y a veces tiene colmillos.
Ya el tiempo dirá.


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