Vacío.
Todo es absolutamente blanco. Contrario a lo que las leyendas afirman no produce una sensación de paz, sino de vacío.
Mis ojos se abren a pesar de estar abiertos.
Siempre es lo mismo, parece que estoy despierto más me percato que es nuevamente una de mis pesadillas.
Me fuerzo a abrir los ojos...siento los goggles y el respirador que arranco de mi rostro en cuanto mi mano obedece la orden de mi cerebro.
El cristal que recubre la cámara de sueños inducidos se abre...me incorporo inmediatamente buscando saber...solo sabiendo soy consciente, Ser consciente me mantiene siendo quién soy.
Pienso, luego existo.
Volteo tratando de reconocer donde me encuentro. Las curvilíneas que distinguen todo el lugar mezcladas con el minimalismo nihilista en color hueso me restriegan en la cara el donde estoy al mismo tiempo que mis ojos se encuentran con la placa de identificación:
タイガ
Byakko el nombre de una de las cuatro bestias, las cápsulas que transportan a los Anacronautas. Seis viajamos en cada esfera a través de tiempo-espacio-dimensión.
Miro ahora el Cronometro.
-28032012-M3X1K0-
Números y letras siempre en código en esa pantalla negra y lila, purpura, violeta, morado...siempre dependiendo de que ojo sea el que mire.
Dejo que la I.A decida acorde a la Época la vestimenta que he de llevar, pero dotado siempre de elementos que me representen una ventaja sobre los habitantes naturales, eso sí adornados con las formas del momento en qué me encuentre.
Tantos viajes, tantos giros...si les contara lo que mis ojos han visto.
Pero daría igual...son tantas historias, tantos tiempos, tantos mundos, tanto espacio...
Suena una melodía...mis ropas están listas.
Me miro en la imagen que se proyecta en la pantalla. Nada mal al parecer.
La compuerta de la esfera se abre y da paso a un pasillo que se va formando, conduciéndome a lo que parece ser una sala de espera.
Algo que llamamos el Launch Lounge.
Parece que soy el primero...la melodía sigue sonando y yo espero
***
¿Importa?
Sí yo les digo que soy un Hijo de la Nación Lakota, que yo elegí mi nombre y que el Gran Espíritu me otorgó dones y otro nombre, ¿me creerían?
Busco entre las bolsas de mis atuendos lo que para mi pueblo es sagrado, lo que para en otros es veneno o droga, lo que para muchos es un símbolo de posición social.
Siempre según quién, como, cuando y donde se mire...
Preguntar mi edad me parece también irrisorio. 27, 33, 40... la mayoría de las personas ve los números solo como la abstracción aritmética de las cantidades...como un cúmulo lineal masificado.
Los viajantes han demostrado que en diferentes tiempos y realidades de los pasados, las civilizaciones primigenias utilizaban valores simbólicos abstractos que representaban siempre cuando menos tres aspectos: forma, sonido y número. Alto, largo, ancho. Mañana, tarde, noche. Pasado, presente, futuro...
Doy una bocanada...al parecer por fin alguien se acerca.
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